Bon Scott

domingo, 7 de junio de 2009

¡Han muerto las ideologías! Gritan los dueños de nuestros sueños perecederos. ¡Se cayerón los estandartes! Proclaman los mercaderes mientras nos ofrecen a bajo precio, otra figurita descartable. El mercado impone los únicos valores en los que está permitido creer. La libertad de empresa, el libre mercado y el consumo obligado, son la base de nuestros derechos y deberes como ciudadanos. Mientras nos imponen transitar con cadenas por las autopistas de la libertad, nos sugieren que no vale la pena morir por nada, pero nos crucifican si no pagamos el peaje. Vivimos en una época en la que el tiempo pareciera perseguirnos, no nos olvidemos que el tiempo es oro y el oro es sacro. Vivimos en un periodo descafeinado, donde todo parece ser esporádico e instantáneo. Transitamos un lapso de la historia donde la ficción supera a la realidad. En estos tiempos acelerados, de apuros, de comida rápida, y de relaciones y realidades mediatizadas, todo es inmediato y hasta las estrellas brillan solo un instante. En estos tiempos de postmodernidad los vientos de la moda soplan tan fuerte como volátiles y sofisticados son los íconos que establece. Sin embargo algunos fuegos son eternos y a la luz de la historia brillan con más fuerza que nunca según pasan los años. A 29 años de la muerte de Bon Scott, un rocanrolero en toda ley, un verdadero líder nominal y la persona que marcó un antes y un después en la historia de los AC/DC, la Mesa está servida le rinde homenaje en “Vida fugaz. Legado inmortal”


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